Sonia Rivera*
Las nuevas tecnologías han transformado de manera radical la forma en la que nos comunicamos y actuamos, en especial en las generaciones más jóvenes. Fenómenos sociales preocupantes como la violencia sexual han adquirido, como consecuencia, nuevas dimensiones y vías para ejercerse: los y las jóvenes no son solo una generación conectada, sino una generación expuesta. Casos como los sucedidos en Almendralejo o con canteranos del Real Madrid así lo demuestran. Sin embargo, apenas contábamos con datos sobre la prevalencia real de la violencia sexual digital a nivel español. Hasta ahora.
El estudio Generación Expuesta: jóvenes frente la Violencia Sexual Digital, realizado por el grupo de investigación social de la Universidad Complutense de MADRID DiViSAR[1], con la colaboración del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, es una de las primeras y más holísticas encuestas a nivel nacional sobre el fenómeno de la violencia sexual digital en la población joven española.
Este estudio pone en evidencia que el 20% de los y las jóvenes han sufrido violencia sexual digital debido, por ejemplo, a la recepción de contenido sexual no consentido. En concreto, 1 de cada 3 mujeres entre 16 y 19 años ha recibido contenido de tipo íntimo o sexual sin consentimiento. Además, el 22,9% de jóvenes de esa cohorte han visto a gente de su entorno difundir contenido íntimo o sexual de personas a las que conocen personalmente.
IAs como reto emergente
Si bien las redes sociales (39,7%) y las aplicaciones de mensajería (34,9%) son los canales de agresión más habituales, las Inteligencias Artificiales generativas están suponiendo una revolución para el ejercicio de la violencia sexual digital.
Un 13% de los y las jóvenes han reconocido que han empleado IA para crear contenido sexual sobre personas públicas, y un 11,8% han reconocido que han generado contenido íntimo sobre sus conocidos y conocidas con estas herramientas. Sin embargo, los datos se vuelven más abultados al hablar del uso de IAs por su ambiente: 1 de cada 4 hombres entre 16 y 19 años declara haber visto a gente de su entorno crear contenido íntimo o sexual con IA de personas a las que conocen personalmente.
¿Quiénes son más vulnerables?
Gracias a este estudio y a su enfoque no solo en las agresiones sufridas sino también en las estrategias de seguridad llevadas a cabo, podemos concluir que estructuras sociales discriminatorias más amplias, como la dimensión de género o de nivel de estudios, afectan de manera significativa a ser vulnerable a la violencia sexual digital.
Las mujeres sufren más violencia sexual digital que los varones, aunque sean ellas las que más se preocupan por navegar de manera segura en Internet. Además, aunque tienden a contarlo a su entorno, la vergüenza y la incomodidad siguen siendo motivos cruciales para evitar reportar una agresión, lo que les conduce al aislamiento y al miedo. Los hombres, por su parte, son más propensos a confrontar directamente al agresor, pero también a derivar en un consumo abusivo de sustancias tras una agresión sexual digital.
Un nivel educativo más bajo te expone también a un mayor riesgo online al tener una menor percepción de los peligros y al contar con menos herramientas para prevenirlos y denunciarlos. De hecho, los y las jóvenes con estudios secundarios evitan reportar las agresiones más que otros con niveles educativos superiores por sentirse indefensos y sin apoyos para hacerlo.
En cualquier caso, solo el 13,5% de las personas que sufrieron violencia sexual digital denunciaron o buscaron apoyo institucional y/o legal. Otro dato preocupante es que un 15,7% de los y las jóvenes que han sufrido una agresión señalan que, al contarlo, les hicieron sentir culpables de lo sucedido.
El perfil del agresor sexual digital
El estudio recoge detalles fundamentales para intentar atajar esta problemática como es quién agrede sexualmente online y por qué. De manera similar a la violencia sexual offline, quienes perpetran estas agresiones son, en la mayoría de los casos, personas conocidas (58,4%). Sin embargo, casi la mitad de los casos de violencia sexual digital en mujeres han sido realizados por personas desconocidas.
Asimismo, la normalización de las prácticas de violencia digital es uno de los puntos a cambiar de manera más urgente, puesto que muchas agresiones son vistas como no problemáticas. Esto ha generado que casi la mitad de los hombres, frente a 1 de cada 3 mujeres, reconocen haber ejercido alguna práctica de violencia sexual digital, aunque sus motivaciones tras ello son distintas: ellas buscan hacer daño y ellos no creen que sus acciones sean graves.
En el seno de las parejas, la hiperconectividad y comunicación constante en la que vive esta generación se pueden convertir en mecanismos de control y violencia. Los hombres son quienes reportan haber sufrido y ejercido más conductas de violencia digital por revisar el móvil de su pareja sin permiso o compartir imágenes íntimas sin consentimiento. Las mujeres, por su parte, muestran una mayor tendencia a pedir a su pareja que deje de interactuar con otras personas en redes.
Perspectivas para un futuro libre de violencias
Los y las jóvenes se muestran pesimistas con respecto al futuro de la violencia sexual digital puesto que no solo el 60,1% percibe que ha crecido en la última década, sino que casi la mitad (46,8%) cree que seguirá aumentando.
El género, junto con la ideología o la edad, son también claves en la configuración de estos puntos de vista, puesto que mientras 7 de cada 10 mujeres señalan que se ha subestimado la importancia de la violencia sexual digital, 1 de cada 3 hombres (34,7%) toman actitudes negacionistas del fenómeno y creen que se ha exagerado el problema.
Sin embargo, estas situaciones de violencia sexual digital son evitables y, en este estudio, se valoran también medidas para prevenirlas. Las mujeres, jóvenes adultos y personas con mayor nivel educativo priorizan el apoyo a las víctimas y una mayor responsabilidad delegada en las plataformas, para que sean ellas quienes estén obligadas a eliminar el contenido sensible. Por otra parte, los y las jóvenes enfatizan la necesidad de tener cuidado con en el contenido compartido en redes sociales (65,1%) y la urgencia de una mayor formación en seguridad digital (63,2%).
Queda en nuestras manos contribuir a resolver las preguntas, retos y dilemas éticos de las tecnologías digitales para permitir que las generaciones más jóvenes en España puedan vivir en estos espacios de manera segura y plena. Con el estudio de Generación Expuesta: Violencia Sexual Digital en la Generación Z se proponen líneas analíticas para comprender el fenómeno de la violencia sexual digital y eliminarlo. Además, el estudio constata que no se podrán erradicar las violencias sin atender a las violencias digitales. No se podrá erradicar la violencia sexual sin eliminar la violencia sexual digital.
[1] Ver más sobre este equipo en: https://www.proyectodivisar.com
*Sonia Rivera es estudiante de Sociología y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y estudiante en prácticas del proyecto DIVISAR