En las últimas décadas, las tecnologías de la relación, la información y la comunicación (TRIC) han transformado profundamente todos los aspectos de la vida cotidiana. Su impacto ha permeado en múltiples ámbitos, afectando tanto a individuos como a colectivos. Estos cambios han repercutido en personas de todas las edades y en distintos contextos, en la relación entre iguales, en las dinámicas escolares, en los entornos profesionales y, de manera significativa, en el ámbito familiar.
La familia, como núcleo central de socialización, desempeña un papel clave en la formación de los y las jóvenes, y es allí donde las tensiones intergeneracionales causadas por el uso de las TRIC se hacen más visibles.
En Andalucía, como en otras regiones, la integración de estas tecnologías ha generado tanto oportunidades como desafíos. Este análisis, realizado gracias a la XII convocatoria de investigación del Centro de Estudios Andaluces, se centra en cómo las familias andaluzas perciben, usan y gestionan las TRIC, explorando las diferencias generacionales que influyen en su adopción y los conflictos que pueden surgir en el ámbito familiar debido a su uso.
La ubicuidad de las TRIC en las familias
El estudio Impacto de las TRIC sobre la convivencia en las familias andaluzas: un desafío intergeneracional, pone en evidencia cómo estas tecnologías se han convertido en un elemento omnipresente en los hogares andaluces. Las TRIC han permitido nuevas formas de comunicación entre los miembros de la familia. El uso de redes sociales, mensajería instantánea y plataformas de streaming facilita el contacto continuo entre progenitores e hijos e hijas, algo que era impensable en generaciones anteriores.
Sin embargo, la diferencia en las expectativas sobre el uso adecuado de la tecnología, genera grandes fricciones entre generaciones. Muchos padres y madres, impulsados por el miedo a los riesgos digitales -como el acceso a contenidos inapropiados o el ciberacoso-, optan por estrategias de control, como la geolocalización o las aplicaciones de control parental, en lugar de fomentar la mediación y el diálogo. Esta nueva dinámica de vigilancia puede ser percibida como una invasión de la privacidad, especialmente por los y las adolescentes, generando conflictos que no existían en generaciones previas.
La brecha generacional: dos mundos frente a las TRIC
El estudio destaca que las tensiones intergeneracionales en torno a las TRIC están profundamente arraigadas en las diferencias en el uso y la percepción de la tecnología. Para las personas adultas, las TRIC representan en gran medida una herramienta de trabajo y comunicación, mientras que para la juventud son esenciales para su socialización y entretenimiento.
Los padres y madres suelen adoptar una postura más crítica hacia las TRIC, subrayando los peligros asociados a su uso, como la exposición a contenido inapropiado, la adicción a las redes sociales y el aislamiento social. En cambio, los y las jóvenes tienden a valorarlas positivamente, asociándolas con la libertad de expresión, la creatividad y la conexión con sus amigos.
Este contraste genera malentendidos y dificultades en la convivencia. Como se indica en el informe, los adultos perciben una desconexión emocional entre ellos y sus hijos e hijas debido al uso excesivo de dispositivos digitales. Esta «distancia emocional» es fuente de preocupación, ya que muchos padres y madres sienten que las TRIC están erosionando los lazos familiares tradicionales.
Riesgos y oportunidades de las TRIC en la convivencia familiar
El estudio revela una doble realidad: por un lado, las TRIC pueden ser vistas como un recurso poderoso para el fortalecimiento de los vínculos familiares, pero por otro, también presentan riesgos significativos. Uno de los mayores temores es el acceso de los jóvenes a contenidos peligrosos, como la pornografía y las apuestas en línea, que están vinculados a la exposición a comportamientos adictivos y a la normalización de la violencia de género.
Además, el estudio menciona que el uso desmesurado de las redes sociales tiene efectos negativos sobre la autoestima y la autopercepción de los jóvenes, quienes se ven sometidos a presiones sociales constantes relacionadas con la imagen corporal y el éxito social. Este fenómeno, sumado a la exposición a discursos de odio y a la desinformación, convierte el entorno digital en un espacio ambivalente.
Sin embargo, no todo es negativo. Las TRIC también pueden ser un recurso para la educación y el ocio compartido, fomentando el diálogo y el entendimiento entre generaciones. Es fundamental que las familias desarrollen estrategias de mediación y límites claros en el uso de las tecnologías, tal como sugiere el informe. Establecer tiempos de desconexión y promover actividades familiares que no involucren pantallas puede ser una solución eficaz para mitigar los efectos nocivos de la tecnología en la convivencia.