Análisis y debateBlog

La crisis de la salud mental en la juventud española

By 6 octubre, 2022 octubre 11th, 2022 No Comments

En los últimos años instituciones a nivel internacional han evidenciado la necesidad de promover la salud mental, como muestra el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 sobre “salud y bienestar”, que hace referencia específica a su promoción. En la misma línea, España anunció en diciembre de 2021 un plan de 100 millones de euros con complementos de las Comunidades Autónomas para abordar y mejorar los servicios de atención a la salud mental.

A diferencia de épocas pasadas, en la actualidad rara vez se cuestiona la importancia de la salud mental como término que engloba el bienestar psicológico, emocional y social de las personas. De ahí que haya que tener en cuenta toda una serie de factores biológicos, familiares, individuales, estructurales o sociales para conocer el estado de la salud mental y plantear acciones de intervención.

“La salud mental es un estado dinámico del equilibrio interno que permite a los individuos desplegar sus habilidades en armonía con los valores universales de la sociedad. Habilidades cognitivas y sociales básicas; la habilidad para reconocer, expresar y gestionar las propias emociones y empatizar con las de otros; habilidad para responder con resiliencia y flexibilidad ante acontecimientos vitales adversos y para ajustarse a roles sociales; una relación armoniosa entre el cuerpo y la mente representan componentes importantes de Salud Mental que contribuyen, en diferentes grados, a generar un estado de equilibrio interno”

Galderisi et al., 2015, pp. 231–232

Son ya numerosas las investigaciones que han evidenciado los riesgos asociados a la salud mental provocados por los efectos de la pandemia del Covid-19. Existen múltiples factores de estrés vinculados a la pandemia que afectan a la salud mental que podrían clasificarse en estos cuatro bloques:

  1. El miedo inicial ante el estallido de la pandemia y el primer confinamiento por la sorpresa frente a lo que estaba ocurriendo y el temor por la salud.
  2. La ansiedad ante el modo en el que se prolongaban las adversidades relacionadas al Covid-19, nuevos confinamientos, nuevas olas o diferentes formas de restricción.
  3. La escasez de apoyo y recursos para abordar problemas de salud mental, especialmente desde el ámbito público.
  4. Las consecuencias a medio y largo plazo relacionadas con el contexto de crisis económica y la incertidumbre hacia el futuro.

El “Headway –Mental Health Index 2.0”, publicado en septiembre de 2022 y realizado por The European House – Ambrosetti, muestra un análisis comparativo entre los países de la Unión Europea a través de una serie de indicadores integrados en cuatro dimensiones: a) determinantes medioambientales, b) indicadores de salud mental de la población, c) recursos en los sistemas de salud pública y d) recursos en el lugar de empleo o las escuelas y otros. A continuación incluimos una tabla comparativa entre la media europea para estas cuatro dimensiones, en una escala de 0 a 10, y la media española:

Como vemos, el único aspecto en el que la media española supera ligeramente a la media europea es al hacer referencia a indicadores de salud mental de la población (la prevalencia de enfermedades mentales, discapacidad, mortalidad y suicidio y factores de riesgo como el consumo de sustancias). No obstante, en el resto de dimensiones se sitúa por debajo de la media y con datos peores que países de nuestro entorno como Portugal, Italia, Alemania, Francia o Irlanda.

Las consecuencias de la pandemia sobre la salud mental se han observado en toda la población; sin embargo, como muestra el informe “Mental health and the pandemic” del Parlamento Europeo, en algunos grupos específicos el efecto ha sido particularmente grave: en la población más joven, la de más edad, en quienes ya tenían problemas de salud mental antes de la pandemia, en profesionales de la salud. Poniendo el foco sobre la adolescencia y la juventud, elementos como la ansiedad, la depresión, la soledad, el estrés o el miedo han sido los problemas con mayor prevalencia según diversos estudios (Amorós-Reche et al., 2022; Theberath et al., 2022).

En la investigación “Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica. Cómo miran al Futuro” desarrollado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de FAD con el apoyo de Fundación Pfizer, profundizamos en esta cuestión, comparando los datos con una edición anterior del estudio (Kuric et al., 2020; Ballesteros et al., 2022), y sacando a la luz como, junto a la capacidad económica y el acceso al trabajo, la población joven valora la salud mental como el aspecto más negativamente afectado por la pandemia: un 66,8% de jóvenes cree que la crisis de la COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la salud mental de las personas jóvenes. De hecho, un 40% nunca había experimentado problemas psicológicos o de salud mental antes de la pandemia, y esa cifra se reduce actualmente al 31%, con datos más acusados entre las chicas (con 14 puntos de diferencia frente a sus pares varones). Si atendemos a los datos de evolución, entre quienes reconocen tener algún problema de salud mental los porcentajes han ido en aumento progresivo, pasando del 28,4% en 2019 al 50,1% en 2021 y a un 64,2% en 2022.

Ese aumento de los malestares tiene su reflejo evidente en el estado de ánimo, la energía vital y los pensamientos negativos, variables que el estudio trata de medir desde la percepción de los y las encuestadas. Y detectamos que la incidencia de pensamientos negativos es uno de los indicadores psicológicos que más empeora. Más de la mitad de jóvenes (un 53,3%) reconoce que han aumentado sus pensamientos negativos, concretamente, entre un 30 y un 35% tiene pensamientos ligados a la sensación de que “todo irá a peor”, “sentirse fracasado/a”, “pensar que no te quieren” y “pensamientos obsesivos”. Y, aunque en menor porcentaje, es significativo y muy preocupante que un 26,7% opina que la vida es una carga inútil, un 20,4% que es mejor no existir y un 17,7% tiene pensamientos suicidas.

Junto a la importancia de poner sobre la mesa los datos que muestran el conjunto de ejes y aspectos fenomenológicos principales de la salud mental, es igualmente necesario seguir insistiendo sobre los tabúes y estigmas que continúan pesando en la identificación y tratamiento de los problemas relacionados con salud mental, y la falta de recursos para tratarla como que una parte integral de la salud y el bienestar. Una falta de recursos que además tiene un impacto desigual en la población. Pues otro dato que se pone de relieve a lo largo de toda la investigación es como los perfiles que más empeoraron se encuentran entre las personas de clase social baja, o en circunstancias de vulnerabilidad, claramente sobrerrepresentadas en el conjunto de la muestra. En la misma línea, una constante de todo el análisis es que las mujeres muestran peores datos, no sólo por la mayor tendencia al empeoramiento sino por la mayor frecuencia de malestares psicológicos.

Al abordar la percepción del futuro, la mayoría tiende a cierto pesimismo. El mayor grado de acuerdo se genera entorno al empeoramiento de la situación económica (55,1%) la laboral (50,6%) y el aumento de la desigualdad (49,8%). Observando estos datos, no es de extrañar que un 43% considera que tendrá un peor estado anímico o ansiedad después de la pandemia. A pesar de esto, cabe destacar que los datos son algo mejores en 2022 que en 2020 por lo que sí se percibe cierta mejora relativa en comparación a cuando estábamos sumidos en las etapas más graves de la pandemia. A su vez, es importante mencionar el compromiso de la juventud por mejorar las políticas públicas vinculados a la salud mental, puesto que son éstas y las relacionadas con el empleo las que se perciben como centrales (siendo mencionadas por un 43,1%).

En definitiva, el impacto de la pandemia sobre la salud mental y el bienestar juvenil ha sido muy grave y está teniendo consecuencias duraderas. Los únicos aspectos positivos que podemos destacar es la mejora relativa que se observa este último año en comparación a 2020 y también la preocupación que la población joven está evidenciando por mejorar los servicios públicos existentes.

Autoría:

 Anna Sanmartín Ortí y Stribor Kuric Kardelis

Referencias:

Amorós-Reche, V., Belzunegui-Pastor, À., Hurtado, G., & Espada, J. P. (2022). Emotional Problems in Spanish Children and Adolescents during the COVID-19 Pandemic: A Systematic Review. In Clinica y Salud (Vol. 33, Issue 1, pp. 19–28). Colegio Oficial de Psicologos de Madrid. https://doi.org/10.5093/CLYSA2022A2

Ballesteros, J.C.; Gómez, A., Kuric, S. y Sanmartín, A. (2022). Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica. Cómo miran al futuro. Madrid: Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fundación FAD Juventud. DOI: 10.5281/zenodo.7043142

Galderisi, S., Heinz, A., Kastrup, M., Beezhold, J., & Sartorius, N. (2015). Toward a new definition of mental health. In World Psychiatry (Vol. 14, Issue 2, pp. 231–233). https://doi.org/10.1002/wps.20231

Kuric, S., Sanmartín, A., Ballesteros, J. C., & Calderón, D. (2020). Jóvenes en pleno desarrollo y en plena pandemia. Cómo hacen frente a la emergencia sanitaria. Fad: Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud. https://doi.org/10.5281/zenodo.4290170

Theberath, M., Bauer, D., Chen, W., Salinas, M., Mohabbat, A. B., Yang, J., Chon, T. Y., Bauer, B. A., & Wahner-Roedler, D. L. (2022). Effects of COVID-19 pandemic on mental health of children and adolescents: A systematic review of survey studies. SAGE Open Medicine, 10, 205031212210867. https://doi.org/10.1177/20503121221086712

Imágenes empleadas:

  • «La carta (enferma)» – Gabriele Münter (1917)
  • «Storm Cloud, Lake George» – Georgia O’Keeffe (1923)

Leave a Reply