En los últimos años se ha constatado un aumento y diversificación de las formas de violencia sexual facilitadas por las tecnologías digitales. En el presente informe hacemos un esfuerzo para comprender el fenómeno de la violencia sexual digital, enfocándonos en la relación entre las tecnologías digitales y las prácticas de violencia sexual entre la adolescencia y la juventud española.
La investigación permite afirmar que un 60,6% de los y las jóvenes han sufrido algún tipo de violencia sexual digital. Este tipo de agresiones son diversas e incluyen: violación de la privacidad (como el sexpreading, que implica compartir imágenes sexualizadas sin consentimiento), vigilancia (stalkeo), daño a la reputación (sexhumillación), acoso (envío o recepción no solicitada de materiales sexualmente explícitos) y amenazas directas (sextorsión). Además, estamos presenciando una paulatina diversificación tecnológica en la perpetración de estas violencias que no ocurren solo en redes sociales, sino mediadas por otras tecnologías como son: inteligencia artificial, apps, GPS, software espía, trackers, realidad virtual, chatbots sociales, webcams y cámaras o balizas y dispositivos de geolocalización.
A pesar de que está sobradamente demostrado el impacto negativo en la salud mental, emocional y social de la violencia sexual digital en las víctimas, existe muy poca información sobre cómo se llegan a producir estas prácticas sociales, qué perfiles las experimentan, qué impacto psicosocial tienen y qué hacen las personas cuando las sufren o son testigo de ellas. Con el objetivo de generar una radiografía de la situación, el informe incide sobre los siguientes aspectos:
- Los principales usos y prácticas tecnológicas atendiendo a las competencias digitales de la juventud, comportamientos y percepción del riesgo ligado a su actividad online.
- Las actitudes hacia la privacidad, la intimidad y la exposición en entornos digitales teniendo en cuenta la preocupación por la huella digital, con especial foco en los marcos culturales de normalización y justificación de la violencia.
- El modo en el que las tecnologías digitales han transformado o afectan a las relaciones de pareja atendiendo también a las diferentes formas de control y violencia sexual digital que se generan en el seno de este tipo de vínculos.
- Las situaciones y prácticas de violencia sexual digital experimentadas, tanto sufridas como ejercidas, analizando las consecuencias y respuestas generadas tanto por parte de víctimas como por parte de personas perpetradoras.
- Las expectativas y perspectivas de futuro de la juventud sobre la violencia sexual digital, así como algunas propuestas y medidas posibles para intervenir sobre esta problemática social.
Aumentar la información disponible sobre estas cuestiones contribuye al debate sobre cómo deberían hacerse políticas públicas para su erradicación y prevención. La manera en la que las personas experimentan la violencia sexual está cambiando en relación a la hiperexposición, conectividad, duración, efimeridad y replicabilidad de contenidos en el entorno digital. Teniendo esto en cuenta, las acciones de prevención de la violencia sexual entre jóvenes tienen que incluir la variabilidad y la diversidad de prácticas digitales a la hora de sensibilizar, prevenir y educar.