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La conexión mágica y la idealización de las amistades jóvenes, por Ignacio Megías

By 23 mayo, 2024 mayo 28th, 2024 No Comments

En consonancia con la presentación del nuevo estudio sociológico sobre las relaciones de amistad entre jóvenes y adolescentes [1] que ha realizado el Centro Reina Sofía de Fad Juventud junto con el Observatorio Iberoamericano de la Juventud de la Fundación SM, entrevistamos de primera mano al investigador principal: Ignacio Megías Quirós, uno de los mayores expertos en análisis cualitativos sobre jóvenes y adolescentes de nuestro país. Veamos qué nos ha contado en Análisis y Debate sobre la reciente publicación:

¿Cuál es el papel que juega la amistad para la juventud? ¿El concepto de amistad es diferente para la juventud que para las personas adultas?

La amistad, junto con la familia, es importante para todas las edades y queda patente en cada encuesta sobre valores sociales que se hace. La diferencia con respecto a las personas adultas es que durante la adolescencia y la primera juventud la amistad es el referente esencial que se tiene y empiezan a sentirse valorados fuera de la familia. Es como un banco de pruebas de para saber cómo es uno mismo y cómo es la vida en sociedad, un momento vital donde los amigos y las amigas acompañan en las dudas, en las inseguridades, en los aprendizajes, y, también, en el proceso de ganar progresivamente autonomía respecto a la familia. Con las amistades incluso se dice que se llega a entender cómo es uno mismo porque son como un espejo de las cosas que se van aprendiendo y madurando.

En referencia a sentir valoración por parte de las amistades, ¿de qué manera se sienten estimados los y las jóvenes? ¿Cuál es para ellos y ellas la verdadera amistad?

Se crece con un modelo ideal de lo que es la amistad. Esta amistad “verdadera”, que corresponde al tópico de que los amigos verdaderos solo se cuentan con los dedos de una mano, es un valor que se entiende fundamental y escaso al mismo tiempo porque se es crítico y vigilante con ello. De hecho, una amistad verdadera, según se entiende, estaría basada en la confianza, que es esa sensación de libertad para ser uno mismo, una misma, sin temor al juicio en el seno de esa relación. Es una relación que se siente especial, casi exclusiva entre dos personas y también fundamentada en la lealtad. La lealtad la explican como la demostración de esa confianza ante terceras personas, hacia fuera. Para ellos y ellas el valor es la seguridad y la evidencia constante de que esa persona no me va a traicionar. Entonces, la juventud vincula lealtad y confianza.
Por consiguiente, la amistad verdadera tiene que tener sus dosis de sinceridad, de empatía, de equilibrio. Es una relación recíproca, contrastada y tiene una presencia y una dedicación que hace que ese valor sea tan exigente, pues hay que estar demostrándolo continuamente.

Aparte, la amistad verdadera se suele ejemplificar en los discursos grupales a partir de dos analogías. Una es la de considerar las amistades como “la familia que se elige”, porque es lo que no falla. Es la muestra de la lealtad incondicional, casi acrítica, lo que siempre está allí. De ahí que los discursos estén plagados de alusiones a “ mi bro”, a “mi hermano”, sobre todo desde los varones. O, incluso, una proyección de las amigas como una figura materna a la que se acude cuando tienes los problemas emocionales o sentimentales. Ya que, desde el puro estereotipo de género, se supone que la chica sabe más de ello que el chico.
La otra analogía es considerar las amistades como a la pareja. Las chavalas dicen que la amiga es “como la novia”, ya que es la persona con la que se tiene máxima confianza y que te demuestra la total fidelidad, una conexión intransferible, casi mágica.

 Ahora que haces alusión a las relaciones grupales, ¿qué suponen los grupos de amistad para las personas jóvenes?

A pesar de que el modelo ideal de amistad está representado por las relaciones diádicas entre dos personas, queda patente que existen amigos y amigas con diferentes características para cosas muy concretas que, aunque no sean esa persona especial que representa “la amistad verdadera”, tienen una importancia clave que les hacen sentirse parte de un grupo. Sobre todo, porque el grupo se entiende desde el concepto de tribu, en que más o menos cada miembro ocupa su función para el buen rendimiento general. En el informe lo mencionamos a través de la analogía de un mosaico en el que cada pieza de este sea más grande, más pequeña, brille más o menos, es valiosa para componer la imagen total del mosaico. Por esta razón, en los años de la adolescencia es determinante encontrar el lugar como parte de ese mosaico de amistades.
También de la analogía de la colmena en la que cada persona que compone esa colmena tiene unas funciones repartidas una identidad propia, pero trabajar para para el bien de del grupo.

Por eso hay que saber jugar esa tensión entre participar del grupo, ser funcional para el grupo y que el grupo te aporte las cosas. Al mismo tiempo poder cuidar las parcelas de intimidad y las relaciones diádicas dentro de ese propio grupo, que es una de las cosas que también proyectan como un aprendizaje que te da la madurez.

Hablando de intimidad, ¿qué impacto tienen las plataformas digitales en la calidad y la profundidad de las relaciones de amistad entre adolescentes? ¿La juventud tiene amistades con las que sólo se relaciona online?

Las tecnologías en general, y las redes sociales en particular, otorgan otra dimensión y redefinen la necesidad de presencia y dedicación que se le exige a toda relación de amistad. Desde el momento en que la presencia es constante en esa manera en que se complementan los espacios online y offline, que ya son totalmente indisolubles, si un amigo está de manera presencial, también tiene que estar el territorio digital, porque si no, no será un amigo. Digamos que se ponen otras reglas de juego sobre la mesa que ya no son nuevas, las personas jóvenes y adolescentes de ahora ya han crecido con ello.

Además, por un lado, surge el requisito de adaptar las claves de comunicación al terreno online. Conocer a una amistad ya no solo significa saber cómo relacionarme con esa persona cara a cara, sino también saber que de forma virtual se comunica de otra manera y adaptar mi comunicación y mis expectativas a ella igual que esa persona se adapta a las mías. Por otro lado, las redes sociales y la tecnología añade una capa más de responsabilidad a esa dedicación. Es estar disponible de manera constante cuando la otra persona lo quiere. Entonces se genera ahí una tensión entre esa responsabilidad porque la otra persona sienta que yo estoy presente y el hecho de cuidar la propia parcela de intimidad. De tal manera que se procure que la exposición no sea excesiva y se encuentren los límites adecuados a la muestra de intimidad, sin saturarse ni sentirse incómodo. En definitiva, aprender a relacionarse con la gente en dos medios bien distintos, pero que son igualmente imprescindibles.

¿Cuáles son los principales factores que influyen en la formación de amistades entre jóvenes y adolescentes?

Aunque en los discursos no está presente de forma explícita, hay una primera criba de factores implícitos. Por una parte, hay un componente de casualidad que puede iniciar muchas de las relaciones; de coincidir en el mismo espacio al mismo tiempo con una persona ya sea por compartir una actividad de ocio, el pupitre en el aula, o ser del mismo barrio. Por otra parte, está presente un elemento socio-estructural, se quiera o no, de juntarse con los iguales por estar en el mismo contexto: nacer en el mismo sitio, ir al mismo colegio, con las mismas circunstancias socioeconómicas o aproximadas.

Más allá de estas dos ideas está la conexión, esa chispa que hace surgir la llama. Se habla de ello casi “como magia”, porque es muy difícil poner en palabras lo que genera esa conexión. Para explicarlo, dicen que les une mucho coincidir en gustos, rutinas, alegrías y penas. También se habla de compartir un mismo sentido del humor y, en definitiva, un modo de ver la vida. Sin embargo, no es tan relevante tener la misma ideología o cuestiones que tengan que ver con valores que encasillen más allá de formas generales de ver la vida. Es así debido a que, en estos primeros años, lo imprescindible es encontrar conexiones que te hagan estar integrado en un entorno y la juventud reconoce que, en algunas ocasiones, se puede llegar a sobreactuar esa conexión por la pura necesidad de sentirse parte de lo que les rodea.

 ¿Es difícil para una persona joven o adolescente mantener sus amistades?

Es cierto que cada amistad es un mundo y cada circunstancia vital es una historia distinta. Sin embargo, frente a ese modelo ideal de amistad como un valor eterno que nunca va a terminar y esa sensación de que cuando encuentras a alguien especial va a ser para toda la vida está el propio hecho de caer en la cuenta de que las amistades también terminan. Ellos y ellas lo resaltan como una de las lecciones vitales más significativas y que les marcan la manera de entender las relaciones a futuro adulto. Esa forma de encarar el duelo por la pérdida de una amistad a la que nadie está preparado ni preparada cuando se tienen los primeros desencuentros es uno de los aspectos que señalan como aprendizaje trascendental que les sitúa en el camino de la madurez.

Desde un punto de vista más sociológico, ¿cómo influyen las relaciones de amistad en el desarrollo social y en el bienestar emocional de jóvenes y adolescentes?

Volviendo un poco a lo que te comentaba al principio, la amistad es un valor que proyectan como algo esencial para entender cómo se es en una época en la que todavía se están buscando, no tienen la madurez suficiente para gestionar la soledad o la intimidad, y están llenos de dudas e inseguridades. Ese apoyo emocional, ese pilar, que te brindan las amistades y unos lazos sociales muy potentes para poder ser uno mismo o una misma. Si no se tiene, a esas edades es fácil venirse abajo y no sentirse parte de su entorno. Por tanto, si se carece de apoyos emocionales, pueden llegar a tener problemas importantes.
No olvidemos que la adolescencia es la época que por definición son personas que están en proceso de ser adultas, con lo cual todavía hay mucha incertidumbre y la red de apoyo social que supone las amistades es crucial.

Tras vuestra investigación [1], ¿se os ha quedado en el tintero algo que crees que sería necesario analizar acerca de la amistad y la juventud?

Creo que el principal poso que deja la investigación es la necesidad profundizar más sobre la educación sentimental y emocional de las personas jóvenes y adolescentes. Si la gente adulta ya tenemos problemitas para gestionar nuestras emociones y lidiar con ellas, una persona joven para qué te voy a contar, ¿no? Los argumentos y los discursos que escuchamos en los focus group dejaban claro que la pérdida de una amistad puede ser un proceso traumático que te ayuda a mejorar como persona, pero también te hace pasar momentos complicados.
De igual manera que socialmente sí está muy presente el discurso de la pérdida del amor romántico de la pareja, no se menciona tanto la pérdida de una amigo o una amiga. Y, al final, las relaciones de amistad son de igual modo procesos a los que se tienen que enfrentar gente muy joven para la cual requiere un aprendizaje sentimental al que no está acostumbrada y respecto a la que le falta muchas herramientas.

 

BIBLIOGRAFÍA

[1] Megías Quirós, I. (2024). Jóvenes y amistad. Madrid: Fundación SM y Fundación Fad Juventud.

 

 

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