19 enero 2024

Autoría: María Sánchez Sanz

ISBN: 978-84-19856-13-5

Cómo citar: Sánchez Sanz, M. (2024). Juventud y política: del 15M a la actualidad polarizada. Madrid: Centro Reina Sofía de Fad Juventud. DOI: 10.5281/zenodo.10523587

Presentamos el informe Jóvenes y política: del 15M a la actualidad polarizada, cuyo objetivo es analizar los diferentes ámbitos que componen la vida política de las y los jóvenes en España: cultura política, identidades y adhesiones ideológicas, participación formal e informal, sin olvidar las preocupaciones y el diagnóstico sociopolítico que realizan de la realidad actual del país. Siempre que ha sido posible, la contextualización se realiza en términos temporales, comparativos respecto al resto de la población (la adulta, por simplificar), y los propios de la población joven.

A partir de fuentes secundarias se recopilan diferentes conceptos que procuran dimensionar y contextualizar la relación de los y las jóvenes con la política en la actualidad española, tomando como referencia actual el año 2023 y tratando de aportar una mirada longitudinal que permite ver la evolución de las percepciones, comportamientos y opiniones, indagar qué ha podido cambiar y qué permanecer, qué posibles tendencias emergen. Esto ha dependido de la serie de datos disponibles de diversidad fuentes. Por un lado, si estas eran amplias, se ha procurado atender a los años con elecciones generales, para evitar posibles distorsiones derivadas de los ciclos políticos. En este caso se ha optado por echar la vista atrás hasta el 2011, año que marca un hito político no solo por la celebración electoral del 20 de noviembre (cambio de gobierno del PSOE/Zapatero al PP/Rajoy), sino porque dio inicio al movimiento ciudadano del 15M en el que muchas y muchos jóvenes se implicaron activamente.

Algunos de los resultados del análisis son:

  • Interés por la política. Se mantiene relativamente constante en la última década, precedido de un incremento a partir de 2011-2012. Aproximadamente 1 de cada 3 afirma estar bastante o muy interesado por la política, niveles similares a los de la población adulta. No obstante, las mujeres se muestran menos interesadas por la política que los hombres, tanto entre jóvenes como entre adultos y adultas.
  • Agenda política. Según su propia perspectiva, los principales problemas de la juventud en el país son aquellos relacionados con el empleo (paro, bajos salarios e inseguridad y precariedad de los empleos), seguidos a distancia, de los relacionados con la vivienda (principalmente la dificultad para emanciparse), la falta de confianza en las personas jóvenes y la calidad de la enseñanza.
  • Posicionamiento ideológico. Las y los jóvenes se ubican ligeramente más a la izquierda en 2023 en el eje izquierda-derecha que la población adulta. Se revela con mucha importancia el género, especialmente entre las personas más jóvenes. Las mujeres de 18 a 24 años se mueven a la izquierda, mientras que los hombres de 18 a 24 años lo hacen hacia la derecha. Aunque aumenta la autoubicación hacia la derecha entre chicos y chicas, es mucho más intensa en el caso de los chicos.
  • Ideologías. Las y los jóvenes autodefinen su ideología (como primera opción) como liberales, feministas, progresistas o socialdemócratas. Especialmente se diferencian respecto de la población adulta en definirse como feministas y liberales. De nuevo el género implica importantes diferencias: Prácticamente la mitad de las mujeres jóvenes se declara feminista, y el 28,5% lo hace como primera opción en la definición de su ideología. Esto da una idea, no solo de la extensión y consenso en torno al feminismo por parte de las mujeres jóvenes, sino de la importancia relativa que le dan en su sistema de creencias. Esta opción ideológica (en general y entre jóvenes) ha crecido de forma importante y sostenida en la última década larga (en 2011-2016 representaba la primera opción para entre el 2 y el 4% de jóvenes entre 18 y 29 años). Además, las mujeres jóvenes se declaran como feministas no solo más que los hombres de sus mismas edades, sino también más que las mujeres de 30 años o más.
  • Sentimiento nacionalista o territorial. A falta de datos pospandemia, en la década posterior al año 2010 se ha mantenido bastante estable la mayoría de jóvenes entre 18 a 29 años (en el conjunto del Estado) que se sienten tan españoles o españolas como de sus regiones o comunidades autónomas. Aquí no se identifican diferencias de género y las posiciones de jóvenes frente a adultos y adultas son bastante similares. Con la excepción de los últimos datos disponibles correspondientes a 2019, las personas jóvenes muestran una ligera tendencia a sentirse tan españoles y españolas como de sus CC. AA. frente a adultos que, por su parte, muestran una ligera tendencia a afirmar que solo se sienten españoles o españolas.
  • Satisfacción con la democracia. Hay un nivel de satisfacción medio respecto del funcionamiento del sistema democrático,con promedios de entre 4 y 5 puntos (escala del 0 al 10) en el periodo 2011-2019. Esta satisfacción parece descender cuando no hay acuerdos parlamentarios suficientes para formar mayorías de gobierno (como en el corte analizado de 2016).
  • Adscripción democrática. Aunque la amplia mayoría de jóvenes afirma que la democracia siempre es preferible a cualquier otra forma de gobierno, se observa cierto retroceso en la defensa del sistema democrático, sobre todo en jóvenes de 18 a 24 años: en este grupo de edad el 70,8% afirmaba su defensa de la democracia en 2022, pero suponía un descenso de más de 12 puntos respecto a datos de 2019. Fuera de este consenso, el 12,2% de jóvenes de esta edad opta por una posición de indiferencia (y menosprecio al sistema democrático), «a la gente como yo, le da igual un gobierno que otro» y un 9,8% adopta la posición autoritaria, «en algunas circunstancias un régimen autoritario es preferible a un sistema democrático».
  • En cuanto a la declaración del voto electoral en las elecciones generales, se observa que tanto entre adultos y adultas como entre jóvenes, hay una sobredeclaración de haber ido a votar en comparación con las tasas de participación real. Asumiendo que este sesgo de deseabilidad social se comporta de forma similar en ambas cohortes, se confirma que las y los jóvenes votan menos que las personas adultas.
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