Para dar continuidad a la línea del anterior informe realizado por la Fundación Fad Juventud que lleva por título “La caja de la masculinidad”, se realizó durante 2022 un trabajo de corte cualitativo que permite seguir avanzando en la comprensión de la construcción social de las masculinidades, en las percepciones juveniles sobre la violencia de género o en la emergencia de discursos antifeministas. La realización de talleres con adolescentes ha sido una técnica especialmente fructífera para adentrarnos en el relato juvenil, en sus opiniones, en las vivencias de malestares en torno a las relaciones de pareja, a los roles que se ven empujados a representar y a las estrategias que adoptan para enfrentar las tensiones derivadas de identidades masculinas y femeninas que sienten como rígidas y que ponen en cuestión.
De los resultados del presente estudio se extraen algunas recomendaciones que pueden ser incorporadas en la intervención (y/o investigación) con adolescentes para trabajar sobre las masculinidades y el negacionismo o banalización de la violencia de género:
MÁS EXPERIENCIAS REALES Y MENOS DATOS
Se ha comprobado que los adolescentes responden mejor ante relatos de experiencias reales, que ante datos o cifras numéricas sobre violencia de género. Trabajar con técnicas narrativas o biográficas puede ayudar a conectar con el problema y despertar su empatía.
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA
Es importante reconocer la libertad de expresión de todos y todas y su importancia en la sociedad, pero ofrecer herramientas para analizar e interpretar información de diferentes fuentes, sus argumentos subyacentes y reconocer o contrastar bulos. Los adolescentes reconocen no estar bien informados y se sienten tratados, constantemente, por diferentes actores políticos, como sujetos manipulables.
ENFOQUE DE LAS MASCULINIDADES
Es necesario poner el foco en las masculinidades, en sus problemas y necesidades, teniendo en cuenta que los hombres no son un grupo homogéneo. Explorar cómo interactúan las relaciones históricas de clase, género y raza a la hora de comprender cómo se configuran las masculinidades, sus malestares y sus discursos acerca de la violencia de género.
EXPLORAR LA DIMENSIÓN DIGITAL
Lo digital es urdimbre y trama de las relaciones cotidianas de los y las adolescentes, no obstante, los espacios digitales se conciben habitualmente como peligrosos y hostiles. Hay que entender el papel que juega lo digital en la sociabilidad adolescente y ofrecer herramientas para prevenir el sexismo mediado tecnológicamente.
RECUPERAR LA UTOPÍA
Es importante que se trabaje sobre el sentimiento catastrofista y futurófobo (García Barnés, 2022) de los adolescentes, para que sean capaces de imaginar y proponer soluciones a problemas actuales, tales como la desigualdad o la violencia de género.
DESJERARQUIZAR Y GENERAR ESPACIOS DE DIÁLOGO
La polarización es un círculo vicioso que distancia posturas, imposibilita el diálogo y acaba generando más polarización. Abogamos por enfoques no adultrocéntricos, que reconozcan a los adolescentes como interlocutores válidos con ideas propias. Dejar que hablen sin miedo a represalias (permitiendo la duda y el error), ha demostrado generar un cambio hacia posturas y actitudes más favorables hacia el feminismo y las luchas contra la violencia de género.