“Toc, toc. Te toca a ti abrir los ojos” y hacer algo, cambiar algo, reflexionar sobre todos esos actos cotidianos de violencia de género que percibes. Esta es la invitación de Fad Juventud tras darse a conocer los datos del “Barómetro Juventud y Género 2023”. Son desalentadores porque ponen de relieve que la violencia machista continúa en todas sus versiones, pero también son un síntoma de que la sensibilidad social hacia el problema es mayor.
Según los resultados del Barómetro Juventud y Género correspondientes al año 2023, un estudio que realizamos desde el Centro Reina Sofía de Fad Juventud desde el año 2017, y que este año ha sido financiado por la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, ha aumentado la percepción juvenil de todos los actos que implican violencia de género, tanto en relación a la violencia presenciada, como la sufrida y ejercida. Y la lectura de los datos es ambivalente: nos cuestiona y nos reafirma.
LO QUE NOS CUESTIONA: LA VIOLENCIA DE GÉNERO NO ESTÁ DESAPARECIENDO
El problema de la violencia de género no está desapareciendo. En 2023, un 24,4% de las mujeres afirman que su pareja les ha revisado el móvil, un 19,7% que controlan dónde está permanentemente y en el mismo porcentaje con quién puede hablar, es decir, 2 de cada 10 chicas jóvenes afirma sufrir violencia de control. Otra diferencia drástica se observa al valorar si se ha experimentado “insistir en tener sexo cuando yo no quería”, así lo afirma un 21,2% de ellas. También muestran esta tendencia los datos de Eurostat: hay una prevalencia de violencia en la pareja de 38,4% de mujeres entre 18 y 29 años que han estado en una relación.
LO QUE NOS REAFIRMA: EL RECONOCIMIENTO DE LAS DIFERENTES FORMAS DE VIOLENCIA
Es importante tener en cuenta que uno de los objetivos básicos de cualquier política pública que persiga actuar sobre la violencia de género es fomentar el conocimiento sobre la problemática. Ser capaces de identificar formas de violencia que antes permanecían invisibilizadas puede haber sido uno de los factores que ayuden a explicar el incremento de la violencia declarado. De igual modo, percibir un apoyo del entorno y de las instituciones es un factor clave para que las personas que sufren este tipo de violencia puedan identificarla y nombrarla sin miedo a sentir represalias, señalamiento o estigmatización social.
En este sentido, ante la batería de dieciséis posibles actos de violencia de género que pueden percibir en su entorno, solo un 13% de jóvenes (8% de mujeres y 19% de hombres) no reconoce alguno en su círculo cercano, o sea, que casi 9 de cada 10 (87%) reconoce que hay violencia machista a su alrededor. La ven, la oyen y son capaces de sentirla. ¿Pero qué piensan cuando está pasando?
EL NEGACIONISMO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y OTRAS AFIRMACIONES BANALIZADORAS
Las actitudes que muestran algunos/as jóvenes ante la violencia de género se están volviendo menos combativas, hasta el punto de llegar a justificarlas. A pesar de que la mayoría de chicos y chicas jóvenes afirma que la violencia de género “es un problema social muy grave”, los porcentajes de jóvenes que se alinean con posturas negacionistas, derrotistas, minimizadoras o banalizadoras de la violencia de género se han incrementado considerablemente en los últimos años.
Un 23,1% de chicos jóvenes directamente niega la existencia de la violencia de género y la define como un invento ideológico, cuando en 2019 este porcentaje era del 12%. Quienes afirman que la violencia de género, aunque sea un problema, es inevitable, pasan del 21% en 2019 al 32,5% en 2023. Además, un 19,2% afirma que no es un problema si es de poca intensidad y un 17,7% que la violencia de género es algo habitual en una pareja. Estas tendencias responden a un fenómeno extremadamente complejo y con múltiples aristas, y desde Fad Juventud identificamos varios factores que consideramos fundamentales a la hora de explicarlas.
LAS CORRIENTES SOCIALES QUE IMPIDEN ABRIR MÁS LOS OJOS ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y LA NECESIDAD DE CALMARLAS
Desde los movimientos antifeministas que han surgido a nivel global, hasta la conformación de lo que se conoce como “manosfera”, pasando por la polarización ideológica que existe sobre la cuestión de la igualdad de género y, concretamente, con la politización de la violencia sexual, han generado un caldo de cultivo que distorsiona e impide ver la realidad y que a su vez hace que el problema sea mayor.
Estas corrientes reaccionarias tienen un claro impacto sobre la población en general y también sobre la juventud en España y evidencian la necesidad de seguir trabajando para alcanzar una sociedad más justa e igualitaria, por lo que ofrecemos una hoja de ruta, basada en nuestra experiencia en investigación e intervención social, a la que se pueda sumar la sociedad en su conjunto:
- Trabajar con enfoque de masculinidades: conviene desgranar y comunicar a la sociedad el modo en el que la masculinidad hegemónica tradicional resulta perjudicial para el bienestar masculino.
- Crear espacios desjerarquizados de diálogo: es necesario construir y fomentar entornos no adultocéntricos y horizontales, de diálogo y reflexión (tanto en el ámbito online como en el offline) en los que se fomente el intercambio de las inquietudes derivadas de la situación actual.
- Potenciar la alfabetización mediática: es primordial ofrecer herramientas y estrategias pedagógicas para analizar la veracidad o la intencionalidad de diversas fuentes de información sexistas y sus argumentos subyacentes y discursos de odio.
- Afinar las estrategias comunicativas: por último, es preciso dar voz a las narrativas en primera persona y basadas en casos reales que visibilicen las consecuencias personales de chicos y chicas ante el problema.
De esta forma, creemos que será posible recuperar el consenso social sobre la existencia de desigualdades de género estructurales y los marcos interpretativos para analizar la violencia de género como lo que es: violencia.
