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Las claves de los movimientos ecologistas juveniles: contexto, confianza e identidad

By 13 octubre, 2023 octubre 16th, 2023 No Comments

*Alejandro Gonzalo y Juan Carlos Revilla*

En un contexto de crisis climática como el que estamos viviendo, una cuestión recurrente pasa por preguntarse por la posición de las generaciones jóvenes, que son las que pueden tener más condicionado su futuro por el calentamiento global. El surgimiento de Fridays for Future (FFF) podría expresar la emergencia de un movimiento ecologista juvenil llamado a representar a estas nuevas generaciones.

La investigación “Análisis reticular de un movimiento social juvenil en construcción. El caso de Fridays for Future en España”, financiada por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud) ha estudiado en profundidad este colectivo ecologista desde sus inicios y durante el periodo de la pandemia de COVID-19. Los resultados de este trabajo, que se recogen completos en este informe, se articulan en tres ejes: condiciones de éxito de FFF, análisis de la nueva generación ecologista y análisis de la permanencia en el movimiento. El análisis de los grupos activistas y la recogida de datos abarca desde 2020 hasta 2022, así como se ha hecho una revisión teórica e histórica de los movimientos ecologistas juveniles en España.

Condiciones de éxito de Fridays For Future

Sequía en el campo de Murcia (España). Autoría: Leolo212. Fuente:ìxabay.

El surgimiento de FFF debe entenderse como un acontecimiento irrepetible. Tuvo su desencadenante en las acciones de protesta de Greta Thunberg, y derivó en un movimiento social juvenil solidario a escala internacional, que alcanzó cotas jamás conseguidas por décadas de movilización ecologista. Fueron condiciones necesarias las alarmas activadas por los informes científicos sobre el problema del cambio climático, la amenaza que la nueva generación juvenil siente acerca de su futuro y la contribución del movimiento ecologista tradicional (Greenpeace, Ecologistas en Acción, etc.), que vieron en esto la oportunidad de incrementar la presión política sobre los gobiernos. Estas organizaciones ecologistas existentes aportaron espacios para las reuniones de los nodos locales, medios para la difusión de las actuaciones, formación en activismo no violento, etc. El ecologismo tradicional dio, pues, la bienvenida al nuevo ecologismo juvenil y lo incorporó al conjunto de acción del movimiento, en un gesto de generosidad, pero también de tutelaje.

La atención mediática y el movimiento en redes sociales que suscitó el caso Greta a nivel internacional apeló a la juventud a nivel internacional, de forma que se multiplicaron iniciativas individuales o grupales, que dieron lugar a multitud de nodos ecologistas juveniles locales, los cuales, además, fueron progresivamente conectándose en red, tanto a escala nacional como internacional. Este carácter multinivel y global ha sido fundamental para entender la capacidad movilizadora del nuevo movimiento ecologista. Las movilizaciones más exitosas fueron aquellas convocadas a nivel mundial, iniciativas que evidenciaban a los medios de comunicación la importancia del evento para así cubrirlo de forma más intensa.

De esta forma, un acontecimiento que recibe atención mediática a escala internacional (la protesta de Greta Thunberg) genera expectativas de éxito en los actores del movimiento ecologista y en la población juvenil simpatizante, lo que alimenta su participación e implicación, así como los éxitos de las movilizaciones, lo que a su vez genera nueva atención mediática, ahora sobre el reflejo local de la movilización mundial. Sería, pues, una especie de creciente “bola de nieve”, o proceso de retroalimentación positiva, que siguió creciendo hasta la celebración en Madrid de la COP25 en diciembre de 2019.

La nueva generación ecologista

Jóvenes durante la Borrasca Filomena en Madrid (España). Autoría: UlisesRomero. Fuente: Pixabay.

En este proceso surgió una nueva generación ecologista con características particulares. Por un lado, los miembros de FFF provienen de una clase media de alto capital cultural y educativo. Además, coinciden en determinados espacios sociales, en un entramado de relaciones entre jóvenes afines que se vincula no solo en el activismo, sino también en otras actividades sociales, en buena medida ya configurada antes de su pertenencia al colectivo. La participación en este entramado juvenil favorece las relaciones de confianza intensa que se desarrollan en el interior del colectivo, así como unos vínculos fuertes, de elevada intimidad y afectividad, con capacidad para perdurar en el tiempo.

Esta nueva generación activista ha profundizado en una dinámica asamblearia que proviene en buena medida del 15-M, pero aportando nuevos elementos, en los que es sencillo ver la influencia de los grupos feministas y de colectivos autogestionarios, con quienes han tenido buena relación. La dinámica asamblearia incorpora una fuerte cultura del consenso, una preocupación por las desigualdades en la participación, así como por los sentires de las personas participantes, enfatizando el cuidado mutuo. Esto puede relacionarse con la presencia mayoritaria de mujeres y la crítica a las masculinidades tradicionales.

Esta dinámica asamblearia se beneficiaba desde el inicio del uso de las nuevas tecnologías, especialmente las redes sociales públicas (Twitter, Instagram) o privadas (Whatsapp, Telegram). La irrupción de la pandemia puso a prueba la existencia del colectivo, que sobrevivió en buena medida gracias al mantenimiento de la actividad virtual y la adaptación de las dinámicas grupales a un entorno solo virtual. Aun así, esta adaptación no pudo evitar la ruptura de una progresión ascendente del movimiento, debido especialmente a la desatención mediática y a la imposibilidad de mantener movilizaciones en la calle.

Análisis de la permanencia activista

Termómetro de temperatura en la Playa de Maspalomas (Gran Canaria, España). Autoría: Derks24. Fuente: Pixabay.

Los resultados del estudio muestran una relación estrecha entre la identificación con el movimiento, el sentimiento de eficacia colectiva y la intención de permanecer. Son las personas que más se identifican con el colectivo y que mejor percepción tienen de su eficacia como grupo quienes manifiestan mayor intención de permanecer en el movimiento. Este fuerte vínculo lo obtenemos tanto durante los momentos de confinamiento estricto de la pandemia (2020) como en momentos posteriores (2022).

A este núcleo significativo se suman cuestiones organizativas, sociales y emocionales, incluso morales o éticas. Así, son relevantes para la intención de permanecer: la percepción favorable del funcionamiento de FFF, la obligación moral de participar o la satisfacción personal con el activismo en el movimiento. El orgullo de pertenecer a FFF destaca como la emoción más claramente vinculada con la intención de permanecer. Optimismo y esperanza se relacionan con la eficacia, al igual que el tono emocional. Las variables sociales, como sentido de comunidad, número de personas conocidas e importantes en FFF, o nuevos contactos hechos durante la pandemia también se relacionan con identificación o eficacia.

Conclusiones para seguir estudiando los movimientos ecologistas juveniles

Un proceso inverso de retroalimentación negativa puede estar abriéndose paso a partir de la pandemia de la COVID-19, cuando la retirada de la atención mediática, que se desplazó hacia la situación sanitaria, reduce los éxitos de las movilizaciones y fractura expectativas, lo que genera a su vez tendencias centrífugas y posibles alejamientos de parte de los actores. De hecho, en el periodo post-pandemia se ha evidenciado un trasvase en las militancias entre grupos: una parte de los jóvenes que estaban en FFF han pasado a formar parte de otros grupos ecologistas, o bien, con mayor frecuencia, participan en más de un colectivo.

Los marcos discursivos del colectivo han tenido una transformación desde un ecologismo más convencional, centrado en lo meramente climático, a un ecologismo social, que integra la igualdad radical de los seres vivos, humanos y no humanos. Este tránsito pasa por insertar la situación de la crisis climática en una matriz de pensamiento crítico con el sistema económico. Esto aleja al colectivo de aquellos jóvenes que no comparten estos planteamientos críticos y puede limitar las posibilidades de atracción masiva de muchos jóvenes, pero refuerza la cohesión y la confianza dentro del grupo. El grupo es consciente de esta situación y responde con el control de la expresión, la modulación de los mensajes que transmiten hacia el exterior del grupo, especialmente hacia los medios de comunicación en cuanto altavoces de sus actividades.

Las conclusiones indican, pues, que la participación en un movimiento social como FFF depende de variables de muy distinto tipo, algunas más contextuales, organizativas o sociales, otras más subjetivas y personales, como identificaciones, emociones y valores. Y ese conjunto de elementos nos permite entender mejor los procesos que llevan a la vinculación de la persona con el movimiento social.

*Alejandro Gonzalo y Juan Carlos Revilla* son autores de la investigación «La emergencia de la nueva generación ecologista juvenil en España desde 2019: el caso de Fridays for Future»

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