29 noviembre 2022

Autoría: Juan Carlos Ballesteros Guerra; Alejandro Gómez Miguel

ISBN: 978-84-17027-8-6

Cómo citar: Ballesteros Guerra, J.C. y Gómez Miguel, A. (2022). Oportunidades y desafíos de la educación digital desde la perspectiva de los centros educativos. Madrid: Fundación FAD Juventud. DOI: 10.5281/zenodo.7330176

¿Qué papel desempeñan las TIC en la enseñanza de cada centro? ¿Cómo es su equipamiento y conectividad? ¿Qué estrategias implementan y qué opinión les merecen sus efectos y resultados? ¿Cómo proyectan los retos del futuro y qué necesidades y demandas identifican?

El informe trata de ir respondiendo a estos interrogantes y muestra la pluralidad de situaciones en función de diferentes variables, como la titularidad o el tamaño del centro, o el contar con un Plan Digital. Y deja ver algunos avances más bien generalizados, como el equipamiento TIC, con otros menos extendidos y reflejo de un proceso todavía con muchos hitos que alcanzar. Pese a que se valora que las competencias digitales del profesorado han mejorado mucho, hay profesionales con muy diferentes niveles de adaptación y formación; y aunque se reconoce que existe más oferta formativa y medios técnicos, es necesaria una implicación convencida en la importancia de dicha formación para avanzar en un proceso de transformación digital real. Así mismo, la figura del responsable TIC, que se define como una pieza clave, cuenta con poco tiempo para desempeñar su función y, en muchas ocasiones, acaba dedicándose a lo más urgente e inmediato en lugar de a diseñar e implementar una estrategia a medio y largo plazo.

Si, como se expresa habitualmente, las crisis son oportunidades, el lado positivo de la pandemia de COVID-19 ha sido, en lo referido a la enseñanza, el extraordinario impulso —aun forzado y obligado— de las TIC como elemento vital e imprescindible en la experiencia académica. Los centros educativos se han visto obligados a afrontar una auténtica “revolución docente”, ya que en poco tiempo se ha realizado una transición de la formación asentada casi exclusivamente en lo presencial a un modelo totalmente online, al menos durante las épocas más restrictivas en cuanto a movimientos, y mixto —compatibilizando presencial y online— en las fases de desescalada.

Pero siempre, como ocurre en las transiciones y más cuando revisten el carácter de urgencia como ésta, la implantación de las TIC no es lineal ni uniforme, ni es posible su adopción de manera inmediata y de forma absolutamente eficaz. Y es completamente natural que existan desajustes y resistencias. Por una parte, del lado de los obstáculos a esta evolución, está la estrategia digital global, la visión sobre el papel de las TIC en la enseñanza, tanto la general (la de las administraciones y responsables de las competencias educativas) como especialmente, por los datos obtenidos, la de los propios centros que, si bien admiten la necesidad de profundizar en la enseñanza digital, al menos una parte significativa no parece plenamente consciente de cuál es el camino a seguir. Tenemos que destacar,
se ha constatado perfectamente en el análisis, la importancia de contar con un plan, un camino marcado que en este caso representa el PDC (Plan de Digitalización de Centro): su presencia o ausencia marca, y mucho en algunos aspectos, la mejor o peor percepción y las mejores o peores adaptaciones a la cultura de la enseñanza digital.

De forma general y según la opinión de los directivos y responsables TIC, parece que son innegables los avances en la digitalización de los centros escolares —aunque con ritmos e intensidades diferentes— y, tras haber vivido la pandemia y ensayado diferentes modelos de educación combinados entre lo online y lo offline, es significativa su apuesta por una educación basada en un modelo preferentemente presencial con apoyo de recursos online.

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